Para empezar esta despedida, quiero darte las GRACIAS. Sí, con mayúscula, aunque sea una falta de ortografía. Porque te lo mereces.
Gracias por la buena predisposición, por las ganas de superarte, por preguntar las dudas, por enviarme tu tarea a tiempo, por la bonita presentación de tus trabajos, por tratarme siempre bien y de forma educada.
Pero también gracias por haber sabido adaptarte a esta nueva y difícil situación, y por transmitirme tu entusiasmo y ganas de volver al aula.
Ya sabes, porque te lo he dicho en algunas ocasiones, que no entiendo esto de la educación de esta forma lejana y distante. Para mí, enseñarte, o mejor dicho, que tú aprendas, es cuestión de cercanía, de pizarra, de esquemas, de mirarte a los ojos y saber que lo has entendido, y si no ha sido así, borramos la pizarra y lo intentamos de otra manera.
Quiero también que transmitas mi gratitud a tu familia, porque ellos también han hecho un esfuerzo incalculable, se han implicado de lleno en tu educación académica, muchas veces haciendo labores y tareas que nunca habían tenido que hacer.
Por encima de todo, quiero que sepas, que cruzo los dedos cada día porque podamos volver a vernos en septiembre y retomemos todo lo que dejamos a medias este curso, los aprendizajes, los contenidos...pero también la superación, la motivación y las relaciones humanas.
Te deseo un FELIZ VERANO. Como siempre les digo... descansen, disfruten... y vuelvan en septiembre con LAS PILAS PUESTAS porque les vamos a dar mucha caña!!
Un abrazo grande.
Macarena
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